Edificio Natura, Diez+Muller.
El edificio Natura se construyó con responsabilidad ambiental.
La frescura del clima en el valle de Tumbaco, al nororiente de Quito, es una razón muy importante para el desarrollo inmobiliario en ese sector de la ciudad. Sin embargo, la creciente urbanización es una amenaza constante al entorno natural que aún prevalece en la zona, aunque existen iniciativas innovadoras que evitan provocar impacto ambiental negativo, como el edificio Natura, proyecto ejecutado por Diez+Muller Arquitectos.
Natura es una edificación de 8.000 m2 de área construida cubierta, levantada en un terreno de 2.500 m2. El 70% de su infraestructura está compuesta por oficinas, mientras el 30% restante abarca viviendas. Ambas secciones son completamente independientes una de otra, y cada una tiene zonas compartidas para promover una convivencia armónica entre vecinos.
Pero la armonía esencial que los promotores de Natura buscaron establecer con este proyecto fue en la relación entre el edificio y sus alrededores. Felipe Muller, uno de los arquitectos que diseñaron esta obra, la describe como un “proyecto atípico que se asienta en el terreno, tratando de respetar la mayor cantidad de vegetación que había en él”. Por eso, todos los árboles que han crecido ahí están integrados al edificio y, en general, el entorno natural es amplio y frondoso.
Un proyecto discreto, bien iluminado y versátil.
Felipe Muller considera a Natura como un edificio “introvertido”. La razón para esa denominación surge de la intención que los constructores tuvieron al desarrollar una infraestructura discreta, que respete su contexto inmediato, es decir, que sus vecinos no sientan el impacto de la presencia de un edificio que en su mayoría tiene oficinas, y que el paisaje no se vea alterado por una construcción que invada la atmósfera ecológica predominante.
Adentro de Natura, el atrio es una de las zonas más importantes en la parte de oficinas. Según Muller, aquella área, de 4 pisos de alto, “es un espacio conector que sirve para generar circulaciones mucho más ricas, es decir, que los usuarios del edificio se encuentren y se relacionen” en salas de espera y áreas comunales alternativas de trabajo o descanso.
La iluminación natural en el atrio es uno de los valores agregados de Natura, ya que su cubierta con amplia transparencia hace posible que no se requiera el uso de luz artificial hasta aproximadamente las seis y media de la tarde. Además, la ventilación también es óptima, gracias a su altura y porque el piso más bajo es abierto y se conecta directamente con el patio posterior. En la zona de viviendas, donde hay 5 departamentos, existe un amplio jardín comunal.
Como el clima en Tumbaco es principalmente cálido, los arquitectos tomaron las precauciones para que la entrada de luz directa, de la mañana y tarde, no incremente la temperatura en el edificio. Por eso se colocaron ventanas medianas de ER Servicios en las fachadas Este y Oeste, mientras que en los sectores Norte y Sur fueron instalados ventanales más extensos “para aprovechar el ingreso de luz, ya que por orientación esos espacios no se van a calentar tanto”, explica Felipe Muller.
En oficinas y departamentos, mientras tanto, donde hay terrazas, balcones o patios, existe una eficiente integración de los ambientes internos y externos, lograda mediante las puertas corredizas que ER Servicios proveyó. Muller acota que “si vives o trabajas en Tumbaco vas a querer tener contacto con el entorno de afuera, y esas mamparas funcionan muy bien porque son livianas y tienen un sistema de riel espectacular, lo que hace posible que se pierdan los límites”.
Pese a que Natura no está situado en un sector con exceso de ruido, sus arquitectos valoran la eficacia del aislamiento acústico de las ventanas de ER Servicios, así como el aislamiento térmico y ambiental del interior con el exterior. Eso no implica que los alrededores del edificio sean un inconveniente para la edificación; simplemente, sus usuarios y habitantes tienen la potestad de controlar ellos mismos su agradable relación con el ambiente de afuera.
Al diseño arquitectónico de Diez+Muller Arquitectos le complementó el trabajo del ingeniero Diego Cueva en la construcción; Carlos Sarzosa, fiscalización; Diana Correa, gerencia del proyecto.